martes, noviembre 07, 2006

VALOR Y CONGRUENCIA

Nos envían esta carta que piden publiquemos.

El jueves 2 de Noviembre del presente, apareció en La Jornada de México, un desplegado que llenó mi corazón de ánimo y esperanza. Con el encabezado de :

“ JESUITAS POR EL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS EN OAXACA “ Un texto de tres párrafos, claro y conciso. En donde se repudia el uso de la fuerza pública a las sentidas demandas de la población de Oaxaca, se pronuncia por una salida negociada al conflicto, se insta al respeto de los derechos humanos, a la seguridad de las personas, y apoya las reivindicaciones de los pueblos de Oaxaca en su lucha por construír una sociedad más democrática, justa y equitativa.

La lista de los firmantes ocupa el doble de espacio que el contenido del documento. Un centenar de firmas de sacerdotes Jesuitas de todas las jerarquías y de diferentes partes del país, salva el honor y la dignidad católica, con esta valiente actitud de congruencia entre lo que se predica y lo que se vive diariamente. Es un ejemplo digno de espíritu cristiano, ante la pusilánime y triste actitud del Episcopado Mexicano y de autoridades clericales que se congratulan del operativo policial en Oaxaca, como es el caso del cardenal Norberto Rivera Carrera.

Esta publicación es una bocanada de aire puro para todos aquellos católicos que estamos hastiados de las irresponsables e insulsas declaraciones de la Jerarquía Católica en nuestro país y en el mundo, de las vergonzosas complicidades de prelados mexicanos con el poder, del silencio culpable de las autoridades eclesiásticas ante tanta injusticia y mentira, del pecado de escándalo de todos ellos al avalar la violencia y el crimen, a cambio de prebendas políticas y económicas.

El problema de Oaxaca no es nuevo y al igual que otros estados del sureste como Chiapas y Guerrero, en ellos existen circunstancias de atraso, pobreza e injusticia tales que la población ya no puede esperar más tiempo a ser escuchada y ayudada. Los firmantes, sacerdotes que trabajan en obras sociales, educativas y pastorales, conocen esta situación perfectamente, no la han sólo “leído” o “visto” en la T.V., sino vivido; su llamado a la opinión pública debería de comprometer

a todo ciudadano bien intencionado, católico o no, a informarse a fondo del problema para poder tener un juicio crítico imparcial. Hay paramilitares que atacan, roban y saquean, haciéndose pasar por integrantes de la APPO, pagados por priístas y tolerados por panistas, bandas de malhechores que aprovechando la anarquía y ausencia total del orden hacen de las suyas con secuestros expres , etc. etc.

Es muy fácil opinar desde afuera y sin información fidedigna en contra de los revoltosos, sin saber realmente quienes son. Además, me ha tocado escuchar a personas con preparación universitaria, aquí en San Luis Potosí, que se declaran a favor de la violencia, aduciendo que los Derechos Humanos son sólo pretexto para defender a delincuentes. En este rubro, creo que la ignorancia de las personas que opinan de esta forma, es responsabilidad no sólo de ellas, sino de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, quien en los años que tiene de vida en este Estado, no ha sido capaz de generar la más mínima información a toda la sociedad potosina, sobre este tema tan necesario para una vida democrática.

En fin, siendo todos mexicanos, como potosinos bien nacidos, deberíamos preocuparnos por la vida y dificultades de nuestros hermanos oaxaqueños, reconocer y agradecer la expresión de solidaridad que con ellos ha tenido este grupo de Jesuitas, y no está por demás, pedirle a nuestro arzobispo, una prueba de “VALOR Y CONGRUENCIA” que esté a la altura de las huestes de Ignacio de Loyola.

DRA. LUZ MARÍA ANAYA CASTILLO

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